“Entre 1580 y 1603, se presenta una total desestructuración
de los indígenas que aquí habitaban, subsistiendo sólo unas pocas familias
descendientes de los caciques de algunas de las encomiendas” (Cabeza A., et al: 1992) Precisamente esta presencia indígena, sedujo a
muchos españoles, los que dan inicio al asentamiento español rural en la
zona.
Durante los siglos venideros el territorio comienza a subdividirse por ventas y herencias, originándose un proceso de sustitución de la tierra. Sin embargo, se producen las transformaciones más radicales, a partir de la reforma agraria. Por tanto, esta comuna ha experimentado importantes transformaciones que implican modificaciones en las condiciones de habitabilidad
lo que conlleva a transformaciones en características sociales, culturales y
económicas.
Respecto la distinción entre
urbano y rural, encontramos diversas definiciones. Es común encontrar
definiciones que por regla general se basan en una sola variable: tamaño
poblacional. Para Berdegué, J. Jara, E. Modrego, F. Sanclemente, X. y
Schejtman, A. 2010, concluyen que en
Chile esa variable de peso preponderante es matizada con la consideración de la
importancia local de las actividades económicas primarias. Lo cierto es que
estas definiciones pretenden dar cuenta de lo rural a partir de la observación
de un conjunto de características que se consideran esenciales.
Según la clasificación censal, hablamos de espacio urbano,
“conjunto de viviendas
concentradas, con más de 2.000 habitantes, o entre 1.001 y 2.000, con el 50 por
ciento o más de su población económicamente activa dedicada a actividades
secundarias y/o terciarias.”[1]
En nuestra comuna encontramos mayor número de habitantes (20.599). Sin embargo observamos diversidad de localidades que conforman el territorio, y
estas cumplen con distintas categorías. Por una parte es posible encontrar
población rural dispersa (viviendo en campo abierto), población aglomerada en
conjuntos habitacionales y población urbana, según la definición del plan regulador en construcción. Sin embargo, resulta difícil caracterizar
inequívocamente a un área como urbana o rural, especialmente si en esa área
predomina la población rural, pero se encuentra rodeando de la influencia de la
metrópoli.
La comuna de Pirque respondería a la noción de zona
agropolitana, ya que no sólo encontramos
referentes culturales ligados a la vida rural y campesina, a la generación de dinámicas
económicas fuertemente vinculadas a actividades agrícolas y vitivinícolas, sino
que aporta elementos y referentes de la
ciudad, mayormente en acceso a telecomunicaciones. Sin embargo, la denominación que utilizaremos del lugar será de comuna rururbana, por la
presencia de una zona contigua al área metropolitana, no así actividades
económicas secundarias y terciarias (exceptuando el turismo), presentes en
zonas urbanas.
Respecto el territorio, no observamos segregación espacial demarcada. En
todas las localidades de Pirque, encontramos
diversidad de clases sociales cohabitando espacios. Es cierto que existen
claras diferenciaciones sociales y lugares que aglutinan mayor cantidad de
población. Algunos habitantes se agrupan en determinados sitios, de acuerdo a
estilos de vida e intereses, y que por tanto y en general, podrían
constituirse como un tipo de actores que constituyen un patrón de identidad que acá no será definido. Asimismo, es posible
identificar, desde mediados de los ochentas, procesos de gentrificación[2],
que se entiende como la elitización y revitalización de territorios. En está
década presenciamos el inicio que se consolida en la década posterior.

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